sábado, 17 de febrero de 2018

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Lembras o asunto dos polos belgas alimentados con piensos contaminados por dioxinadas que chegaron á cadea alimentaria a fins dos anos 90? Parácheste a pensar no toxicidade da carne tratada co antibióticos ou clembuterol? O 16 de xuño de 1999 publicábamos en FARO DE VIGO esta entrevista con Joaquín Rodríguez Pomares, biólogo cambadés afincado en Meaño e que por entonces era presidente do Colectivo Ecoloxista do Salnés, que nos achegaba a estas realidades na comarca. Traémolo hoxe ao noso particular Ventanuco para convidar á reflexión.

La comercialización de pollos belgas alimentados con piensos contaminados por dioxinas y que saltó estos días a los medios de comunicación ha relanzado el protagonismo de estas toxinas de las que tanto hablaban los grupos ecologistas. El presidente del Colectivo Ecoloxista do Salnés el cambadés Joaquín Rodríguez, quien a la vez profesor de Bilogía de enseñanzas medias desde hace diez años, habla para FARO DE VIGO de estas dioxinas y su presencia en nuestra comarca.

"DEBERÍA CONTROLARSE LA EMISIÓN DE DIOXINAS EN DIVERSOS PUNTOS DE O SALNÉS"
           
Joaquí Rodríguez Pomares
Para que entenderlo a nivel básico: ¿que son las dioxinas?
Son unas moléculas muy simples que tienen una parte orgánica con carbono, oxígeno y cloro, y que son muy parecidas a ciertas hormonas del cuerpo humano.
¿A qué se debe su toxicidad?
A que, por no se sabe qué casualidad, entran en las células y se unen a un receptor de éstas, el cual les lleva al núcleo de la propia célula. A partir de ahí empiezan a modificar la actividad de ese núcleo, lo que lleva una división anormal de la célula y alterar el crecimiento y la diferenciación celular. En otras palabras, pueden alterar la especialización de las células dando lugar a que surjan otras sin función determinada, sin especialización; y ésta es la característica de las células cangerígenas.
¿De donde surgen las dioxinas?
Para que aparezcan dioxinas se necesita normalmente de una combustión incompleta, sobre todo de algunos productos químicos que contienen cloro: pvcs, plásticos, neumáticos, aceites de automóviles, ciertos materiales de electricidad... Algunos de estos productos contienen además PCBs que son unas sustancias muy tóxicas y, precisamente, al quemar esos PCBs se producen las dioxinas más tóxicas.
¿Cómo pasan al cuerpo humano?
Existen tres vías de penetración. Una a través de la piel, porque las dioxinas son sustancias que se disuelven en la grasa y pueden atravesar la piel. Otra, por vía respiratoria, al inhalar polvo o humos; el propio tabaco produce algunas cantidades de dioxinas y, de hecho, fueron sustancias muy similares a las dioxinas las que demostraron últimamente que existe una relación clarísima entre el fumador y el cáncer de pulmón. Y, finalmente, a través de la vía alimentaria.
Que es el caso de los pollos belgas...
Efectivamente. Los aceites se usan para dar un contenido en grasa a los piensos, y en el caso belga se utilizaron aceites industriales recalentados que, al haber sufrido una combustión, contenía dioxinas. Si con sólo recalentar ese aceite se producen dioxinas, imagínate quemándolo.

Vertedero de Meaño en Fontefría en los años 90
¿Qué focos especiales de emanación de dioxinas existen en la comarca de O Salnés?
Existen puntos especialmente significativos. Aparte de los vertederos incontrolados, que corren el riesgo de sufrir combustiones incompletas, existen algunos puntos legalizados que creo habría que controlar muy seriamente: los vertederos municipales en algunos concellos, que son lugares en los que se realizan quemas de basura, y los lugares donde se queman aceites usados de vehículos. Tanto en los talleres donde se recogen aceites usados como en la empresa que se encarga de quemarlos, que es Cerámica Campo en Vilalonga, son necesarios unos controles muy serios; nosotros no sabemos que se hiciera alguno. Aclaro, yo no estoy diciendo que ahí se esté contaminando, yo digo que, como ciudadanos, deberiamos exigir que en esos sitios se realizaran los controles necesarios, que además es lo que marca la ley. También existe otro punto de riesgo y que es un vertedero de neumáticos situado en Couto de Abaixo en Castrelo donde se acumulan miles de neumáticos y que, como llegue a arder, se convertiría en un foco de contaminación inmenso. Fuera de la comarca existe un punto delicado que es Celulosas, empresa que vierte a la ría grandes cantidades ingentes de sustancias similares a las dioxinas, sin olvidarnos de la incineradora de basura que Sogama instaló en Cerceda.
¿Denunció su colectivo estos puntos de O Salnés?
Alegamos contra la incineradora de aceites de Vilalonga y estuvimos siempre denunciando el caso; también denunciamos ante el Seprona el vertedero de neumáticos en Castrelo, y ni nos contestaron. Nosotros, en principio, estamos denunciando las cosas, pero no nos hacen mucho caso; hacen más caso a veces por la repercusión en la prensa que por las propias denuncias que hagamos.

Joaquín Rodríguez en una de sus aficciones
Estas zonas de emisión de dioxinas ¿pueden  dejar sentir sus efectos en la población en un futuro?
Es muy difícil saberlo porque la toxicidad en las personas depende de muchas cosas: depende de la persona, del lugar a donde vayan a parar esas dioxinas por causa del viento... No sabemos, por eso pedimos que debería hacerse un estudio. La legalidad marca que en los puntos de emisión y en sus cercanías, así como en los propios talleres de aceites, se tienen que realizarse controles, y nosotros, como ciudadanos tendríamos que exigir que se hiciesen.
¿Qué recomendaciones se podrían dar a los vecinos o a la administración local para reducir el riesgo de emisión de dioxinas?
No es cuestión de alarmarse porque las dioxinas las llevamos respirando desde hace mucho tiempo y habría que respirar mucho y en zonas muy contaminadas para demostrar que el cáncer que se pueda desarrollar sea por eso. Después, hay pequeñas cosas que el ciudadano debería tener en cuenta como, por ejemplo, evitar prender sus fuegos para la quema de rastrojos haciendo uso de un neumático. Para la administración local lo que procedería sería demandar y exigir que se realicen controles en los puntos más delicados. La administración no puede limitarse solamente a informar favorablemente cuando una empresa presenta un proyecto en lo que todo es maravilloso, sino que luego debe realizar un seguimiento. Y nosotros desde el Colectivo tenemos comprobado que ese seguimiento es un desastre. Con respecto a los aceites, lo ideal sería no quemarlos, existen otros procesos químicos de regeneración que los purifican y los hacen reutilizables.
El tema de los pollos belgas, que saltó estos días a los medios de comunicación, ¿cree que puede ser la punta de un iceberg en cuanto a las dioxinas y otras sustancias nocivas en lo que a alimentación se refiere?
Yo no te voy a decir que sí o que no, pero por eso que te acabo de decir: que nunca se hace un seguimiento de las cosas, y temo que pueda ser. De hecho, lo de añadir aceites industriales a piensos no es la primera vez que pasa, y aquí en alguna comunidad autónoma ya se detectó últimamente. No sé si es el caso de las dioxinas el peor, los piensos tienen muchas sustancias que no son nada buenas para el cuerpo. Así contienen una carga tremenda de antibióticos porque, lógicamente, no es rentable que los pollos enfermen por lo que previenen añadiendo antibióticos al pienso. Y aquellos pasan a la cadena alimenticia, y las bacterias que nos afectan, al convivir con esos antibióticos, se hacen resistentes. También aparecen en ocasiones las hormonas, caso del clembuterol famoso, que a veces se utiliza en el tratamiento de algunas enfermedades del ganado. Pero con esa disculpa se está utlizando a la ligera, porque es también un potente anabolizante que hace que los animales engorden a unas velocidades inmensas. Y así un montón de cosas más. Mientras la producción ganadera sea una carrera a favor del dinero, que tenga como objetivos ganar producción y ahorrar dinero, esas cosas van a seguir pasando. Hay que comenzar a ir por la otra vía: ir por la ganadería limpia, aunque luego el consumidor tenga que pagar un poco más, yo creo que estaríamos dispuestos, porque ese sería un impuesto que pagaríamos por nuestra propia salud.


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