domingo, 21 de enero de 2018

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Josefa Dorado Soto
Directora de la Coral San Miguel de Lores

Natural de Lores, Josefa Dorado es la cara más representativa del canto coral en el municipio de Meaño, no vano lleva 38 años en el mundo de la dirección, desde cuando, con tan sólo 15 años, se puso al frente de la coral polifónica “San Miguel” de Lores, hoy por hoy el coro más longevo del municipio. Actualmente dirige además la Coral de la Cofradía de Pescadores, junto con su sección infantil, más la Coral Polifónica Santa María Adigna-Portonovo. En total, unos 110 coristas bajo su mano en una trayectoria de años.

“EL CANTO CORAL ES BUENO PARA LA MEMORIA"
  
Josefa Dorado Soto, directora del coro de Lores. Foto: Iñaki Abella
A nivel comarcal ¿es el canto coral uno de los grandes olvidados de la música?
En mi opinión sí. Ni las administraciones ni las escuelas de música que existen le dan el protagonismo que debieran. En las escuelas de música, digo Meaño, Cambados, O Grove… lo  importante es el instrumento, el canto coral está ahí, como un género menor, sin darle importancia ni apostar de forma decidida por ello.
¿Y a nivel de la administración?
A nivel de administración las ayudas a las corales son pírricas.
De hecho, en el caso de Meaño, usted se mostraba hace unos días crítica con el bajo importe de las subvenciones municipales.
Cierto, las subvenciones que recibimos en Meaño son inferiores a lo que percibíamos hace veinte años. En los 90 cada coro del municipio recibía del concello 600 euros de subvención, hoy sólo recibe 450, eso es muy poco, no podemos decir precisamente que eso sea apoyar a los coros.
También fue crítica con el Festival de Villancicos que organiza el concello meañés.
Sí, porque creo que sería bueno que los coros recuperaran su cuota de protagonismo en un Festival de Villancicos que nació precisamente con ellos, y no estar relegados a un papel de relleno como ahora.
¿En qué zonas es más pujante hoy el canto coral?
En las ciudades que cuentan con conservatorios, porque en ellas los coros de nutren de esos alumnos y de ese ambiente musical.
Meaño pasó de no tener con ningún coro a contar, de la noche a la mañana a finales en los 80 e inicios de los 90, con cinco agrupaciones parroquiales, muchas de los cuales se mantienen hoy. ¿Cómo surge aquel movimiento coral?
Surgió en los 80 cuando llegaron a las parroquias las conocidas como “misiones”, que debieron ser las últimas que vinieron. Aquellos misioneros alentaban el canto en las iglesias y se crearon los primeros grupos para cantar en las misas, que luego derivaron en coros conforme los sacerdotes se abrieron más a que estas agrupaciones cantaran en los oficios religiosos. Ese fue el origen.


Coral San Miguel de Lores, dirigida por Josefa Dorado
Hoy esos coros parroquiales están integrados en su mayoría por gente mayor. ¿Qué aporta el canto coral en esos tramos de edad?
A nivel personal y a cualquier edad el canto aporta, ante todo, felicidad, de ahí que yo animo siempre a la gente a cantar, porque contribuye al bienestar de la persona. Con el canto uno aprende a relajarse, a escuchar y a disfrutar. Pero a nivel de personas mayores, el cantar en un coro es importante porque trabajan la memoria, al interpretar en varios idiomas; la concentración, al estar pendiente de la voz de tu cuerda, a la par que de un todo; y también la socialización, porque no se aíslan y se valoran más dentro de un grupo. Ese componente social y de salud para las personas mayores es algo que deberían valorar también las administraciones a la hora de comprometer apoyos, porque un coro en esas edades es más que canto.
¿Le gustaría que Meaño contara con un coral grande que aunara a esos diferentes coros parroquiales?
Claro que me gustaría. La existencia de un coro así no tendría que suponer la desaparición de los coros parroquiales. Únicamente podría tratarse de una coral integradora que sumara a los coristas de todas las agrupaciones para preparar un evento o un concierto, aunque fuera una o dos veces al año, sería algo muy bonito y bueno para Meaño.
Uno de los problemas de los coros está siendo encontrar el relevo generacional e incorporar gente joven.
Sí, lo ideal es que la gente se incorpore al canto cuanto más joven mejor, dado que se adquiere la técnica con más facilidad. Pero a cualquier edad puede uno empezar en un coro, solo cabe tener un poco más de paciencia, pero se consiguen cosas. En mi caso además lo que realmente me satisface no es tanto el dirigir sino el enseñar a la gente a cantar.

Otra imagel de la coral de Lores con nuestra protagonista al frente
Otra de las dificultades está en el tema económico de que hablábamos antes. ¿Cómo es el día de día de un coro para hacer frente a sus gastos?
Es complicado, porque al director hay que pagarle. Luego están los trajes, los desplazamientos… Por otra parte las misas para las que contratan a coros son cada vez menos, las subvenciones están a la baja… Los coros se las ven y se las desean para cuadrar sus números: los hay que hacen rifas, venden lotería u organizan alguna cena para recaudar fondos y hacer frente a sus gastos.
¿Puede que haya coros que les vaya al bolsillo a los coristas?
En algunos que conozco, sí. Hay algunas corales que se sufragan aportando cada corista una cuota al mes o al año, como en cualquier agrupación al uso, y ese dinero se emplea en pagar al director, porque no hay otra forma.
¿Qué proyectos tiene en mente para los coros que dirige?
En enero los coros de Lores, Cofradía de Pescadores de O Grove y la coral de Adigna-Portonovo, los tres juntos, vamos a ofrecer un concierto de zarzuela con la banda de Ribadumia en el auditorio de este concello. También nos gustaría en el coro de Lores repetir un concierto que hicimos este año con el percusionista Diego Rosal en Vigo, aunque no sabemos bien donde podríamos cuadrarlo, porque aquel concierto estaba muy trabajado y valió mucho la pena. Y luego, de cara al verano, el coro de Lores volverá a organizar su “Concerto de Verán” en el santuario de San Benito con algunos solistas invitados.
Pero usted no para, ahora se ha matriculado en el conservatorio Manuel Quiroga.
Es lo que tiene la música que, a pesar de la edad, nos engancha siempre. Aprovechando que mi hija cursa trompa en el conservatorio me matriculé para cursar también yo clarinete, y recuperar así lo que ha sido mi instrumento en mis años de la banda de Meaño.


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