sábado, 7 de enero de 2017

conversas.com 
Iñaki Orge García
Subcampeón gallego de cetrería

Natural del barrio de Ganón en Xil, es, a sus 45 años, el único cetrero del municipio de Meaño y un recién llegado al mundo de la competición de esta modalidad. Pera su irrupción ha sido tal que en la primera aparición con su águila de harris se ha proclamado subcampeón gallego y finalista del campeonato de España celebrado recientemente en la localidad sevillana de Osuna. Ahora sueña repetir papel en la Copa Ibérica que se disputa en Portugal el último fin de semana de enero. La Xunta acaba de reconocerle además las instalaciones anexas a su vivienda como Núcleo Zoológico. Fotos: Iñaki Abella

“LOS VUELOS DE RAPACES EN LORES TENÍAN UN EFECTO DISUASORIO QUE DURAN LO QUE EL VUELO DEL AVE

Iñaki Orge con su águila de harris
¿De dónde le viene su pasión por las aves?
En el entorno rural en el que crecí y en el vivo, siempre me he sentido atraído por el monte y la naturaleza. Me inicié en este mundillo con un vecino de Xil, Álex García, que es criador de psitácidas, que son todo tipo de aves de pico curvo: loros pagagayos, ninfas, agapornes… Fue así que empecé a criar algunas ninfas y luego, hace cinco años, me hice con mi primera águila de harris de manos de una persona que, a causa de una parálisis medular, tuvo que dejar de trabajar con ella.
¿Qué se entiende por “trabajar” el ave rapaz?
Se entiende el cuidado y el entrenamiento para hacerla a ti. Existen dos teorías sobre cómo hacerlo: una parte, es la de los cetreros que prefieren aves parentales, esto es, que cuando salen del huevo sean cuidadas por sus progenitores, y sólo cuando crezcan pasen a ser adiestradas por la mano del hombre. Y la otra es la de los que prefieren aves troqueladas, que son las criadas por el hombre ya mismo desde que salen del huevo.
¿Y cuál de ellas prefiere usted?
Los loros y demás aves con las que se trabaja en zoológicos con exhibiciones de cara al público es mejor que sean troqueladas. En mi caso, con las rapaces, prefiero que sean aves parentales, yo soy partidario de que el pájaro crezca y empiece a cazar en su estado natural.


Nuestro protagonista con dos ejemplares en su núcleo zoológico
¿Qué aves tiene usted en este momento?
Tengo una pareja de harris, un colarroja, un búho real, dos lechuzas, un cernícalo americano y un  peryan.
¿Requieren muchos cuidados?
Lo primero que precisan es una buena alimentación, lo cual hago a través producto congelado suministrado por distribuidores autorizados que me sirven codorniz, pollo de un día o cría de rata. Y luego, lo que requieren es tiempo: yo salgo con ellas todos los días con ella al monte que tengo aquí al lado de casa para hacerlas volar, lo que me supone dos o tres horas diarias, es pura pasión, en vez de pasear un perro por el monte, paseo águilas.
Veo que tiene también unas instalaciones acondicionadas.
Sí, para criar un cierto número de aves se precisan de unas instalaciones adecuadas. De hecho en mi caso acabo de recibir estos una inspección de la Xunta que ha dado su visto bueno para declararlas “núcleo zoológico”, es algo que llevo un año tramitando y que es difícil de lograr.


Cetrero y ave en una simbiosis perfecta


En cuanto a competición este ha sido su primer año.
Sí, cada año en el mes de octubre empiezan los campeonatos de caza de escape, basados en la suelta de un faisán al que el ave rapaz del cetrero tiene de dar caza. Me estrené en ellos con “Musa”, que es mi hembra de harris, por primera vez este año y me hice con el subcampeonato gallego de la modalidad celebrado en Órdenes. Semanas después clasifiqué para la final del campeonato de España, final en la que éramos cinco, entre ellos tres gallegos: el lucense y campeón gallego José Guizán Trastoy, Evaristo Rodríguez y yo.
Lo suyo ha sido “llegar y besar el santo”.
Sí, en mi caso fue así. Pero, sobre todo, fue un logro fue para la cetrería gallega el clasificar los tres para la final teniendo en cuenta que aquí, en un monte de pinos y eucaliptos, no disponemos de espacios para la caza libre como en la Meseta, donde cuentan con espacios inmensos en los que las aves de los cetreros cazan liebres casi todos los días, mientras que en Galicia únicamente las sacamos volar, que no a cazar.

Iñaki Orge en plenso adiestramento con Musa, su águila de harris
¿No existen entonces espacios de caza en Galicia?
No, en este campo en Galicia estamos muy limitados. En ausencia de estos espacios, lo que yo trabajo con mi águila de harris es el que dé alas para que se muscule, y para ello lo que hago es salir al monte todos los días con ella, incluso cuando mudan la pluma, que es un momento en el que algunos cetreros no quieren que vuelen. Luego, de vez en cuando, solicitamos autorización y nos trasladamos al monte de A Curota donde le hacemos un escape a faisán, a modo de una sesión de caza real.
¿Cuál es el secreto de un buen cetrero?
La dedicación y el entusiasmo… ave y cetrero se fusionan de tal forma que, para mí, el pájaro se convierte en la prolongación de uno mismo.

Un primer plano de Musa
¿Y cuál es el peso idóneo de un águila de harris como la suya a la hora de competir?
Cada cetrero debe buscar el equilibrio justo, ahí está uno de los secretos para la competición. En mi caso el peso de “Musa” es de 1,3 kg. y para competir le bajo eses peso a 1,09. El ave tiene que sentir hambre para volver al puño del cetrero, pero yo no soy muy partidario de bajarle ese peso en exceso porque puede restarle fortaleza.
Hace unos meses los vecinos de Lores clamaban porque los cuervos les comían las espigas de maíz en las fincas. Ante ello la administración remitió a la zona un cetrero para hacer volar las rapaces y espantar a los cuervos. ¿Qué le puede decir a los afectados? ¿Es realmente efectiva esta solución?
Lo primero que cabe reseñar es que no eran cuervos, que sí son aves protegidas, sino cornejas comunes. La solución aplicada, tal y como se hizo, efectiva no es. Las águilas cazan lo que el cetrero le enseñe, por lo que, para cazar cornejas, tienes que haberlas instruido previamente para ello. Los vuelos de rapaces en Lores sólo tenían un efecto disuasorio que duraba lo que el vuelo del águila, no más.

El cetrero meañés poniendo fin a su jornada de adiestramiento con Musa
O sea que no les da muchas perspectivas a los afectados por aquellos daños cara próximas cosechas.
En lo tocante a solución aplicada, no, porque para que sea efectiva, la presencia del ave rapaz en la zona tiene que ser continuada. Es el caso de lo que ocurre en los aeropuertos…
¿En los aeropuertos?
Sí, todos los aeropuertos cuentan con un servicio de cetrería, disponen de instalaciones propias para los pájaros y cetreros profesionales que trabajan allí los 365 días del año. Su misión es hacer volar las rapaces a diario para disuadir a otros pájaros de las inmediaciones. De esta forma garantizan la seguridad de los aviones en el momento del aterrizaje y el despegue.
¿Y no se ha planeado usted alguna vez el poder vivir de esto?
No, para nada, yo tengo una profesión al margen, lo mío con la cetrería en pura pasión.


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