sábado, 12 de marzo de 2016

*** Opinión
Pecar por exceso

Disco de limitación de 50 kms hora
El exceso de información puede tener en ocasiones un efecto boomerang y contribuir al desinterés y a la propia desinformación. Sirva como ejemplo la factura eléctrica que recibimos de nuestros domicilios, con tal cúmulo de datos entre los que resulta tan complejo separar la paja del heno que uno desiste. Y es que una buena opción para desinformar, aunque parezca un contrasentido, es desbordar con un exceso de información que canse a interlocutor y haga que desconecte.
Bien podría tenerlo en cuenta del la DGT a la hora de disponer la señalización vertical en las carreteras gallegas, por si esta “sobre-señalización” contribuye a la desinformación. El dato: entre la rotonda de entrada en Sanxenxo y Rande, circulando por Combarro, tomando Pontevedra por la circunvalación de la A-6, prosiguiendo por Vilaboa y la carretera interior de San Adrián de Cobres hasta llegar a la rotonda de subida a Rande, se realiza un recorrido de 38 kms. Ese tramo cuenta con la friolera de 315 señales de tráfico verticales -sin contabilizar las informativas-, de las cuales 78 son límites de velocidad. O lo que es lo mismo, un promedio de una señal vertical ¡cada 120 metros!, o una limitación de velocidad diferente ¡cada 487 metros!. Esto son 315 motivos susceptibles de sanción por parte de la benemérita, de ellos 78 por esos límites de velocidad que varían cada ¡487 metros recorridos!. ¿Es posible que en un tramo así el conductor pueda concentrase en el seguimiento de la señalización en la que recibe información diferente cada 120 metros, modificando la velocidad cada 487? ¿No contribuye esto la desinformación?
Con elementos así uno debe cuestionarse eso de que los gallegos somos los conductores más sancionados de España, pero no por conducir peor, no, sino por hacerlo precisamente en Galicia.
Dirán desde la DGT que toda esa cantidad ingente de señalización es necesaria. Mas si analizamos de forma detenida tramos como que aquí referimos, comprobaremos al poco como buena parte es prescindible, incluida en límites de velocidad tan cambiantes (¡cada 487 metros!). Simplifiquemos, separemos la paja del heno y nos fijaremos más... hasta en las señales de tráfico.

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